Visita a la Escuela Taller Jardines Naturales, Boadilla del Monte.

Estas vacaciones aproveché para visitar la Escuela Taller de Boadilla del Monte (Madrid), lugar por cierto, en el que pasé mi adolescencia antes de mi ubicación definitiva en la Capital del Turia.
Allí tuve la gratificante experiencia de comprobar que a muchos kilómetros de distancia, el programa de etcote se sigue desarrollando con las pilares que nos sustentan: mucha práctica, mucho trabajo -en equipo- y sobre todo algo de lo que podemos presumir todos los monitores y docentes del "programa estrella de la F.P", mucha implicación.
Tengo que dar las gracias a la Directora del Centro (Doris), y a los monitores y profesores de Jardines Naturales III por la acogida que me dispensaron.
Maravillosamente atendido, fuí acompañado a visitar los trabajos de silvicultura que la escuela está realizando en el bosque norte de Boadilla, inmenso y precioso, allí los alumnos se empleaban con ganas cargando la madera resultante del trabajo de selección y eliminación de rebrotes de Quecus ilex y de ejemplares muertos.
Otros alumnos, en este caso los dedicados a la jardinería, se encargaban de preparar una zona de un colegio cercano para realizar una actividad de sensibilización medioambiental con escolares. Todos ellos, muy simpáticos me saludaron. Saludo y agradecimiento es lo que yo quiero enviar de nuevo a Doris y Rafa, Ingenieros Forestales y antiguos compañeros de andadura en la Escuela Taller de Pozuelo de Alarcón, también en Madrid. De ellos aprendí muchas cosas, en aquel entonces cuando yo daba mis primeros pasos como monitor del oficio verde.
Quiero exponer mi satisfacción de comprobar, cosa que ya sabemos, que en muchos rincones de España, gente como yo, se dedica y entrega al funcionamiento y mejora de este maravilloso programa de formación, que pese a quién le pese representa el futuro de la F. Profesional, recogiendo la metodología de antaño, aprender trabajando, y por ello con la implantación de los nuevos certificados de profesionalidad, podremos de una vez, recompensar el esfuerzo de nuestros alumnos-trabajadores y equipararlos a modo de titulación, porque a nivel formativo del oficio ya lo están desde hace mucho tiempo, a los compañeros de la reglada. Basta sólo con realizar unas pequeñas estadísticas de las empresas que nos visitan en su afán de encontrar alumnos preparados para dar el salto al mundo laboral.


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