Observar el jardín, planificarlo y después ...crearlo.

En la primera parte del capítulo os comentaba los factores que influían en la realización del diseño de un jardín. Os hablaba de unas normas que debemos tener muy presentes antes de planificar un nuevo espacio verde, para no cometer errores que condenarán a nuestro jardin a situaciones nefastas, como aquellas que estamos sufriendo a diario, como los irreparables daños causados a los árboles por las podas incorrectas debido a que en su día no fue respetado el marco de plantación adecuado. Cito este caso que es el más frecuente, pero no el único.

Estas normas o criterios fundamentales que os comenté son el estudio del terreno a ajardinar, así como de la estructura y composición del suelo, la orientación de la parcela, la características del entorno, las condiciones climáticas, la presencia o no de vegetación en las parcelas adyacentes. También debemos tener en cuenta detalles tan importante como por ejemplo la presencia de edificios, entonces es cuando empezaremos a jugar con las proporciones, posteriormente con los colores, con el ritmo de aparición de vegetación etc...

En este momento es cuando los paisajistas y los jardineros debemos diferenciar las fases de las decisiones sobre el futuro jardín, hacernos cargo de la tarea de manejar el futuro nuevo espacio verde con respeto, cariño y claridad utilizando para ello nuestra formación y teniendo presente que tenemos una serie de ecosistemas en nuestras manos. (Willow F.).

La primera fase es la observación visual, sensorial, instantánea, de temporada (caduco-perenne), racional (medidas) ritmo, color . Consiste en mirar lo que la naturaleza quiere como vestido para su suelo, lo más adaptado a las condiciones autóctonas.


Esta fase nos proporciona un tiempo de inspiración, de vacio, de objetividad -de neutralidad y nos predispone mentalmente a describir lo que hay, antes de proyectar lo que se quiere realizar
. (Willow F.).

En este tiempo de inspiración surgirán las preguntas claves: ¿De dónde proviene esta especie vegetal?, ¿qué desarrollo adulto tendrá aquella?, ¿qué había aquí antes?, ¿quién vive aquí, a quién y a qué esta destinado el jardín?,¿Cómo mantendrá el mismo y de cuánto tiempo dispondrá?.

Posteriormente entraremos en la fase de la planificación, entonces aparece una condición importante: el jardín no es estable, al contrario se desarrolla y es cambiante, tanto a lo largo de las estaciones como con el paso de los años. Estamos ante un momento crucial, tenemos que hacer frente al compromiso con nuestra formación. Debemos poner en práctica nuestros conocimientos y experiencias y comenzar a trazar el plan (diseño). Trabajar sobre las funcionalidades del jardín (setos, arriates, caminos, zonas de descanso, alineaciones, praderas, mobiliario, redes de riego...) y organizar y articular entre ellos todos los elementos que surgieron fruto de la observación.

Un detalle fundamental, que se obtiene con la experiencia surge en el momento de interrelacionar los elementos: no lo hagamos sólo sobre los planos, es un error. Este momento de la planificación resultará más gratificante y obtendremos un mejor resultado si lo realizamos sobre el terreno, el hecho de caminar sobre el terreno y pasar algún rato en el futuro jardín con tranquilidad, nos permitirá tener una visión más práctica de la distribución que sólo pensando sobre el papel. Es importante saber que una planificación y por tanto una distribución adecuada de los elementos nos permitirá un ahorro enorme y duradero en mantenimiento y por supuesto en gasto de agua.

Una vez tenemos todos los aspectos anteriormente citados bien aplicados, tan sólo queda construir, actuar. Entonces debe aparecer la calidad, tanto en las especies como en la realización y acabado de nuestros trabajos. Paisajista y Jardinero deben de ir de la mano. Tan fundamental es la elección de la especie como la manera de ejecutar la plantación de la misma. (aportes de tierra, drenajes etc...). Igualmente importante es la selección y uso de los medios auxiliares, herramientas y maquinaria adecuadas para cada trabajo, debemos trabajar sin escatimar en estos recursos.

El resultado de todo lo anteriormente expuesto serán jardines, lugares armoniosos que ofrecen bienestar, gozo y belleza. (Willow F.).

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