Picudo Rojo, todo sobre el nómada pérfido y maldito desagradecido de las Palmeras.
Viene del Sudeste Asiático. Debería tener los ojos rasgados y ser hermoso como un sol naciente. Pero no. Más bien parece una calabaza amorfa en miniatura. En unas cuantas semanas, se ha hecho más popular en Málaga que la familia Loring o el coso de La Malagueta. Es extranjero y la gente lo rechaza. No es crueldad, sino reacción ante la soberbia del huésped. Desde que llegó no ha parado de destrozar palmeras. Mata más árboles que un vendaval y un concejal de urbanismo. El picudo rojo es un visitante soez, casi un escándalo y un enemigo. Hay que conocerlo bien y no precisamente por la integración de culturas. Quizá lo primero sea saber que no se hospeda en el Hilton. Le gustan los árboles, como a los hippies. Especialmente, las palmeras, pero no desde un punto de vista contemplativo. Según los expertos, el interior del árbol les aporta todo lo que necesitan para sobrevivir. Allí no les afecta ni el frío ni los cambios de temperatura. Cuando viajan de un continente a otro lo hacen como lo