Una entrada que espera participación (sobre monitores y alumnos).-

Desde que comencé mi andadura en las Escuelas Taller, siempre he sido partidario de combinar la versión de profesor, tutor, amigo y compañero de mis alumnos. Tal vez mi experiencia como estudiante en este tipo de centros de formación me llevaron a tomar este tipo de (difícil) relación.

Con el paso de los años y diversos acontecimientos, uno llega a darse cuenta de lo complejo de la misión de un docente de Escuelas Taller, ocho horas al día durante dos años, con los mismos alumnos, compartiendo trabajos, clases y actividades prácticas.

¿Que actitud debe tomar un monitor para evitar los problemas que pueden derivar de la confianza ganada con el tiempo?.

¿Profe o amigo? Una dicotomía natural. Es una entrada de un profesor en Internet, joven profesor que ahora se encuentra en el otro lado y tiene reciente su faceta de alumno. En esta entrada comentaba que "siempre me ha parecido que es natural y hasta bueno que exista aquella brecha entre profesores y alumnos, o sea buena onda pero hasta cierto punto. Es que ¿saben que pasa?. No se puede mantener una relación de amistad real con alguien cuya misión es calificarte y eventualmente rajarte. Reprobarte, comenta.

Ya no hablo yo de amistad real, más bien de como poder llegar a un alumno que difiere mucho de aquellos que pueden asistir a una universidad. Los alumnos de Escuelas Taller han tenido siempre un perfil especial, hemos tenido que acercarnos mucho a ellos para entenderlos y ser consciente de las dificultades personales o sociales que presentan y a veces les condicionan, siendo este apartado más lógico de un tutor que de un jefe de taller. Este gran esfuerzo no siempre recompensado y con resultados muy dispares. Eso sí con un resultado que se se fundamenta en el trabajo motivador del monitor y en consecuencia en la predisposición del alumno al cambio que supone el nuevo aprendizaje.

Una vez en materia es hora de hablar sobre las diferentes situaciones que se presentan a lo largo de los dos años de aprendizaje teórico, práctico y de trabajo real. Situaciones distintas que entrañan por parte del monitor una postura siempre exigente, pero diferente ante los alumnos en cada una de ellas, ya que a mi juicio son distintas y que hay que dejar claras al principio del curso para evitar malos entendidos por parte de alumno; sobre todo por parte del alumno que no llega a entender las diferencias entre una persona que enseña a trabajar y a la vez transmite conocimientos teóricos sobre un determinado oficio o la forma de actuar en un entorno laboral.

No tiene un monitor dos caras, no. Ahora jefe, ahora profesor. Él vive cada situación de un modo diferente. Siempre el monitor exigirá el máximo al alumno, pero no será del mismo tipo la exigencia en el aula, en el taller o en el el lugar del trabajo real. En el trabajo real es fácil que si el alumno no está predispuesto al esfuerzo físico (caso del oficio que a mi me ocupa), o no cumple con una actitud y predisposición adecuada pase aquello que nos contaba el profe al que hacía referencia antes: Si me “pongo profe” es posiblemente porque no cumples, eres irreponsable o quieres abusar de la confianza por acercarme a tí.

A continuación y como parte del debate que espero se abra en los comentarios voy a pegar los consejos que el jóven docente universitario les daba a sus alumnos. Espero que de todo ello surgan diversidad de opiniones que enriquezcan esta entrada.

Llevarse bien. Estudiar es una oportunidad enorme y hay que aprovecharla. Quizás llevarte bien con un profesor pueda hacer que a futuro te ganes ayudas o un respeto generalizado del profesorado. Ojo, que los profesores hablan entre sí. Y claro, quizás no tengan muchos temas en común salvo sus alumnos, por lo que probablemente hablen de tí. Uno habla de “los buenos” y de “los malos”. Un tipo que pase desapercibido sólo va a ser… eso. Parte de la masa. Conoce tus límites. Llevarse bien es a veces quedarse en silencio.

Ser profesor es darle a un ser humano un gran poder. Y con un gran poder viene una gran responsabilidad. ¿Les cuento una anécdota? Una vez recibí varios trabajos, algunos impresos y anillados, otros con corchetes, pero casi todos ordenados. Y claro, también recibí tres hojas sueltas, sin ninguna indicación de nombre. ¿Qué están pensando? Me dio gusto ponerles un CERO en esa evaluación. Lo hago con gusto. Un profesor siempre esconde un sádico dentro. No se lo hagan fácil.

A todo esto, un punto que creo necesario aclarar, es que me parece bueno que si crees que estoy en un error, me lo digas. De corrección o revisión. Esto de trabajar con mucha gente puede provocar que me equivoque. He escuchado de profesores que no aceptan revisiones. Eso es basura. Puedo equivocarme.

Participa en clases. Te lo voy a agradecer. Puede ser una anécdota que tuviste en un rodaje, puede ser una pregunta. No saben lo increíblemente bien que se siente que hagan preguntas y yo te pueda responder en base a mi experiencia. Que armemos un diálogo. Porque al final es esa la verdadera experiencia del aprendizaje, más que el “yo hablar y tu escuchar”. Una clase participativa hace que me den más ganas de venir y preparar algo entretenido. Si ustedes son formales, yo puedo serlo mucho más.

Soy más inteligente que tú. Bueno, qué diablos, por algo soy el profesor y tú el alumno. Yo sé que vas a intentar copiar, yo sé que vas a poner tu mínimo esfuerzo. Si me intentas pasar gato por liebre, lo voy a saber. Y te voy a calificar pensando en eso. Si me pasas un trabajo copiado, de otro semestre o de materia que no he pasado, lo sabré. No tengo ojos en la nuca, es sólo que ya pasé por todo esto. Hay de todo en la viña del señor. Quizás me importa poco que copies, porque sé que eso no te servirá de nada en el futuro, que hay otras cosas que importan. Sé que si me mandas un mail y no adjuntaste la prueba que había que adjuntar, puede ser también mala intención y lo voy a calificar. Es casi una tontera pero intenta ser un buen alumno. O sea, yo podría ser quien te contrate en el futuro.

Excusas, excusas. ¿Cuál es la tuya? “Llegué tarde porque vivo lejos” no sirve. En realidad yo llegué el punto al que ninguna excusa me es buena. La única que me interesa es “trabajo y estudio”. O sea es la única que respeto en realidad. Me pasó que tenía alumnos que al reprobar, me decían “oye esto es injusto”, “oye pero el trabajo es en grupo y yo no tengo la culpa“, o sea, cualquier cosa menos que la culpa es tuya. O sea weón, yo tengo la culpa de que reprueben. No pues así no es la cosa. Asume tu responsabilidad. Piénsalo dos veces antes de decir que algo es “injusto”. O mejor, “estudia dos veces” antes de decir que yo tengo la culpa de tu mala nota. Excusas, excusas. En resumen, piensa bien tu excusa porque prácticamente nada de lo que me digas te va a servir.


Enseñar es la madre de todas las batallas. Siempre he dicho que la enseñanza es una guerra. Educar es ser también idealista, y pocos lo somos. Me tocó estar en un par de asambleas de estudiantes del Arcos y escuchar idioteces como “el profesor está acá porque le pagan y hace su pega y se va”. Bueno… sí pero no. O sea sí, es mi pega, pero este trabajo es ciertamente especial, tiene muchas aristas que lo hacen diferente, enriquecedor y motivante. De tí depende que levantarme todos los días sea más agradable y que no tenga que usarte de ejemplo con mi novia y amigos para mostrar lo perdido que está el mundo. Peleemos como caballeros.

Porque siempre piensa que tu victoria va a llegar el día en que te conviertas en alguien como yo.

Para terminar recalco que puede ser interesante y enriquecedor este texto, así como mis comentarios para realizar un debate sobre cual es la postura docente más positiva para forjar el futuro laboral de los alumnos. Un saludo y espero que hayáis pasado unas buenas vacaciones.

Comentarios

  1. A la hora de enseñar, sin querer nos comportamos com el Doctor Jekyll y Mr. Hyde. Cuando hay que currar hay que currar y cuando estamos de charreta... Lo que pasa es que hay alumnos intentan que el profe sea siempre Jekyll y eso no puede ser. Los alumnos deben responder ante mi, como yo debo responder ante mi director y este a su vez ante el Ayuntamiento. En mi opinión el profesor no puede ser Hyde siempre, pero cuidado con abusar de Jekyll pues el profesor no podrá enseñar.

    Un saludo!.

    Alfredo de FORMAJARDIN

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  2. En verdad es tarea difícil saber el rol que debes desempeñar en cada momento, sobre todo por las características de los alumnos de las Escuela Taller. ¿Mantener el papel de amiguete? Sí, pero... Mostrarte distante con el alumno en tu papel de profesor...? Otro sí, pero... Hay distintas opiniones pedagógicas sobre este tema. Conjugar las dos posibilidades sería lo ideal con un alumno "ideal". Ante todo hay que recordar que "en el término medio está la virtud", y esto, con las personas es muy difícil de llevar a cabo. Prudencia, respeto mutuo, mantener, una buena relación con los alumnos pero sin consentir excesos de confianza será lo más idóneo. Y experiencia. Pero esto ya es otro cantar...

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  3. Hola Pablo, algunas veces hemos hablado de este tema y ya sabes que considero que desde luego hay que implicarse con el alumno para conseguir los objetivos que nos marcamos. En el caso de las et, el alumnado por joven y desorientado en el amplio abanico de ofertas formativas y falto de actitudes para el trabajo, necesita mas de lo que es enseñar uncicamente un oficio o una materia. En el caso de los te el tipo de alumnado con el que nos solemos encontrar también creo que necesita sentirse útil, en un oficio que puede que hasta ese momento no había desarrollado pero que puede abrirle nuevas perspectivas laborales. En ambos casos creo que la relación monitor alumno debe ir mas allá de "te enseño una materia ... tu la aprendes" o "te doy una orden... tu la cumples". Desde luego la virtud es tratar de alcanzar el equilibrio y conseguir que el alumno vea la jardinería (en nuestro caso) como una opción laboral y tenga un montón de ganas de aprender para poder buscarse la vida. Por supuesto que el respeto no se puede perder nunca y la virtud está en que cada uno sepa cual es su papel como persona. Seguramente así llevaríamos bien el resto de cosas...

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