Y a partir de ahora, ¿qué ocurrirá con el picudo rojo y nuestras palmeras?.

Pese a que lo que voy a decir es lamentable no quiero crear alarmismo, sino hacer una llamada urgente a la prevención y por supuesto a la actuación tanto pública, como privada, con las herrramientas de las que disponemos actualmente.
Lamentablemente no pude, ni yo, ni ninguno de los asistentes, salir contento del encuentro Phytoma en la Universidad de Valencia. Más de lo mismo, era lo que todos comentábamos. Mientras, la situación es cada vez más caótica y el curculiónido no deja de invadir zonas, sobrepasa el litoral y prelitoral mediterráneo llegando incluso a ciudades como Zaragoza. Esto no lo digo yo, sino que fue citado en dicho encuentro.

Son escalofriantes las cifras oficiales de palmeras muertas e infestadas. 20.000 ejemplares en cinco años en la Comunidad Valenciana, cifra que con el permiso de ustedes me atrevo a multiplicar por 5, ya que son cifras estimadas por el gobierno autonómico, en el que es imposible contar todas aquellas de propiedad particular, que han sido taladas, dejadas morir y aún en pié o cortadas y abandonas de forma despiadada en cualquier barranco cercano.
Ante la falta de consenso científico o novedades milagrosas para determinar una solución efectiva, cosa que quedo patente en el encuentro y que no es algo nuevo para aquellos que trabajamos en este campo, las soluciones aportadas no dieron lugar a ninguna novedad, más que, y no es poco, las partes implicadas se pusieran de acuerdo en que el saneamiento mecánico o poda terapéutica de las palmeras y la combinación de todos los métodos conocidos hasta ahora (insecticidas, nemátodos entomopatógenos, fungicidas y trampas) es una herramienta más para lograr la erradicación de esta plaga.

Hasta aquí las pocas novedades, aparte del monumental cabreo de los viveristas y las luchas entre las diferentes empresas o entes para conseguir vender mejor sus productos o máquinas salvadoras de palmeras.
Y a partir de ahora, ¿qué ocurrirá con el picudo rojo y nuestras palmeras?.
Pese a que lo que voy a decir es lamentable no quiero crear alarmismo sino hacer una llamada urgente a la prevención. y por supuesto a la actuación tanto pública, como privada. He tenido la oportunidad de ver palmeras datileras tumbadas por los ataques recibidos por el picudo en ellas, de Washingtonias agujeradas en su base, de phoenix canariensis agujereadas en el estipe a un nivel inusualmente visto hasta ahora, a pocos metros del suelo , de Trachycarpus o palmitos (Chamaerops humilis, nuestra palmera autóctona, como la de la fotos adjunta), muertos tras el ataque del escarabajo. Es para ponerse a temblar porque ya no son sólo nuestros palmerales históricos, ni nuestro patrimonio ornamental, ni tan siquiera ya nuestro patrimonio natural(palmito). Es la seguridad de las personas otra cuestión que debemos tener muy presente, especialmente aquellos que servimos a entidades públicas, ya que se empieza a demostrar que el curculiónido asesino atacará sin piedad a todas nuestras monocotiledóneas una vez establecida en la palmera canaria (las que quedan). Que caiga unas hojas o una valona de una palmera es peligroso, pero que derriben el estipe al suelo, no quiero ni pensarlo y ya ha pasado.
Lanzo también varias preguntas que no soy capaz de contestarme:
  • ¿Hasta cuando vamos a estar contaminando nuestro medioambiente con los insecticidas?
  • ¿Hasta cuando podremos utilizarlos, tras conocer que la normativa Europea tiende a la paulatina minoración de uso de los mismos en favor del control biológico?
  • ¿Podremos realizar continuamente saneamientos o podas terapéuticas en los ejemplares que resulten afectados pese a los tratamientos, porque los particulares sigan sin actuar mayoritariamente?
  • ¿Hasta cuando se seguirán taladrando las palmeras para realizar la aplicación de los productos?, ¿Serán capaces de aguantar mucho tiempo más estas operaciones?.
La seguridad ciudadana está también amenazada. Ya no podemos esperar más para tomar una urgente solución que englobe a todos los implicados. Nosotros intentamos salvarlas a toda costa, pero solos, no seremos capaces.

Comentarios

  1. Hola Pablo!. Desde luego es un gran problema y pienso que no hay la suficiente alarma medioambiental. Te aseguro que si hicieran una encuesta a la población, saldría que se conoce más al mejillón cebra o al cangrejo americano que al picudo rojo de las palmeras.

    La verdad es que se siente mucha impotencia, la única herramienta que tenemos a nuestro alcance para difundir la alarma son nuestros blogs.

    Es como el cuento "que viene el lobo, que viene el lobo", nadie se lo cree hasta que es tarde.

    Saludos, Pablo!. Muy buen artículo!

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  2. Yo hace años que no veo una abeja....¿será por el imidacloprid y metil-clorpirifos y demás insecticidas usados por todos lados para tratar a las palmeras?
    Aquí en Málaga esto es una locura....se ven carteles de árbol tratado por todos lados...y en Granada, Sevilla, Córdoba, Huelva y Portugal....está haciendo de las suyas...supongo que habrá entrado ya en Badajoz...

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