El Palo Borracho, Chorsisia insignis. Por Nanny Trujillo.-

"Tengo en casa un árbol que me da su sombra en los meses de calor, deja pasar el sol cuando el frío toma protagonismo y florece justo cuando la mayoría de las plantas entran en letargo.

Lleva conmigo desde hace ya unos 18 años, vamos que podríamos decir que es mayor de edad.

Fue un regalo, venía acompañado de varios hermanos, recién germinados, tiernos y espigados, unos auténticos bebés recién salidos de la incubadora. Los recibí con agrado, como se recibe un regalo, pero contrariada pues “¿dónde voy a poner yo ahora estas plantas?”. Las agrupé en una maceta y me los llevé al cortijo. Cada fin de semana los iba regando, pero sin prestarles mayor atención. Quedaron arrinconados bajo la sombra del “bignonio”, ocultos tras un hermoso geranio de color rosa que evitaba mostrar la maceta de plástico color negro. Sufrieron el olvido, la sequía del verano, el exceso de sombra y hasta algún pelotazo perdido durante los juegos de mis niñas.

De tanto en tanto me acordaba de ellos y hacía inventario, increíblemente todossobrevivían. “Estos niños son carne de perro”, nada ni nadie podía con ellos.

Con el nuevo milenio cambié su hábitat, los trasladé a Pechina. Decidí que uno de ellos merecía ocupar un lugar privilegiado dentro de mi jardín, pero antes los transplanté a una nueva maceta y agradecidos pegaron el estirón y empezaron a mostrar las primeras espinas, mudaron los dientes de leche por los definitivos. Había llegado la hora del transplante y hubo que escoger a uno. El resto en el descarte pasaron a mejor vida, salvo otro más que conservé en un tiesto esperando una adopción que nunca llegaba.

Las plantas cuando se cultivan se llegan a querer, ocupan un hueco de nuestras vidas y lejos de dar calor nos lo quitan, refrescando los días verano y enriqueciendo la vista con sus colores matizados. Confieso que yo he llorado cuando se me han secado plantas, y he tardado días... que digo días, aun no me he repuesto de su pérdida.

Poco a poco su porte fue tomando envergadura, aumentado de diámetro, elevándose... hasta mostrar las primeras flores color vainilla, hermosas, rebosantes de néctar... había llegado a su adolescencia.
Sus frutos, cápsulas redondas y verdes, cuando maduran se abren como flores dejando escapar blanco algodón que transporta las semillas que prolonguen su estirpe.

Y es que es un luchador, sobrevivió a una dura infancia y a las podas agresivas. Hoy en día continua creciendo, engrosando el tronco, mostrando con orgullo miles, millones de espinas enormes que lo cubren en su totalidad, un tronco dibujado por finas y preciosas estrías de color verde. Es admirado, aunque también hay quien en repetidas ocasiones me solicita que lo elimine... ¿eliminarlo? No soy capaz, ya es como de la familia, forma parte del entorno, de mi casa, de mi vida. ¿Y que si tiene espinas? Es telón de fondo de cientos de fotografías familiares, ha visto crecer a mi niños, a la propia casa.

Es un “palo de borracho”, una Chorisia insignis, un precioso ejemplar originario de
Argentina y, desde hace unos años, miembro de Pechina, a mucha honra. Un árbol
adulto, majestuoso, a quien espero llegar a ver en su edad madura."

Mil Gracias a Nanny por su contribución a este blog, otra amiga más para la página.

The World Green of Pablo Esparza ®

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