Los Bosques de la Muerte.- (Por René Villanueva)
Imagina un bosque en donde no hay pájaros, ni mariposas, chicharras, mamíferos, reptiles, u otra planta que no sea una especie de árbol, ya sea eucalipto, pino, álamo, teca, palma de aceite o cualquier otro. En estos bosques los árboles crecen tan juntos que no pueden desarrollar su estructura natural, por lo que más bien parecen pinceles erguidos y puestos bajo una disposición lógica que nunca será la natural.
Estos bosques representan la aniquilación de la tierra, del ecosistema, de la vida y de sus antiguos pobladores indígenas, los cuales también fueron despojados o masacrados. Ahora está de moda "pensar verde" pero el ser humano sabe como convertir lo "verde" en un icono del engaño y de la muerte. El planeta sangra verde y rojo frente a una moda truculenta que aún ignora la gravedad del panorama que se esconde tras nuestras comodidades. La devastación industrial se ha disfrazado de verde para adaptarse únicamente a una tendencia de mercado.
Así que por supuesto, estos "bosques" que vemos en las imágenes, no son otra cosa sino plantaciones forestales, producto de un sistema industrializado de monocultivos tecnificados, cuyo propósito es expandir la ilimitada ambición de la industria de la celulosa, el biodiesel o el aceite de palma. Estas plantaciones, en ocasiones son disfrazadas de "verdes y ecológicas" cuando en realidad son ecocidios, estas usan la misma cantidad de pesticidas y herbicidas que cualquier cultivo agrícola de escala industrial, pero en este caso aún mayor dada la escala arbórea de los cultivos y su extensión. Se suele manejar un discurso engañoso donde supuestamente se pintan de beneficios ecológicos infinitos, y que vuelven productivas zonas donde no hay árboles. Este es el pretexto perfecto para destruir ecosistemas como son los pastizales, los cuales son tan complejos como cualquier otro, y numerosas especies dependen de estos. También existe la tendencia a remplazar bosques nativos, por estas plantaciones forestales, bajo la premisa de que un bosque por otro no hace la diferencia, solo que se remplaza con uno más productivo. FALSO. Un bosque o una selva no son solo árboles, es un climax de especies que interactuan entre sí, y cuyo valor ambiental precisamente radica en dichas interacciones, ya sean de índole biótica o abiótica.
Durante el periodo de crecimiento, se pretenderá presumir que hay un bosque exuberante, pero tras 7 años, cuando llega el periodo de cosecha, se derriban todos los árboles y no queda nada. Resulta particularmente preocupante, que estos ecocidios "verdes" pretenden intercalarse o sustituir gradualmente bosques nativos, lo cual significa una extinción segura para la totalidad de las especies originarias. En estas plantaciones, la biodiversidad ha sido erradicada a tal grado, que las hojas que caen al suelo, tardan hasta 10 veces más de lo normal en degradarse, generando así una acumulación de materia orgánica que permanece estática durante periodos prolongados de tiempo e inhibe y destruye el banco de semillas que el suelo alberga naturalmente.
Hoy en día, la Amazonia, el sudeste asiático y centro de África se encuentran siendo devastados por la industria de la palma de aceite particularmente, la cual en menos de dos décadas ha arrasado con la mayor parte de los remanentes selváticos originales y ha causado una masacre a la biodiversidad.
Recordemos que cuando se deforesta, no es solo tirar árboles, aquellos animales que pueden huir, como venados, felinos, jabalíes, etc, huyen, pero todos los demás animales mueren aplastados y triturados entre un ejercito de bulldozers, motorierras y más maquinaria pesada. Aquellos que huyen ante el infierno humano, suelen vagar y salirse hacia sitios donde ya ha sido previamente deforestado o hacia asentamientos humanos, donde con seguridad les espera la muerte, ya sea siendo atropellados en carreteras o cazados.
Como en otros casos donde la macro economía se instala, este tipo de plantaciones no le generan ganancias económicas considerables a las comunidades locales, estas grandes industrias arrasan con todo y se llevan todo. Agotan el suelo hasta volverlo árido e infértil, contaminando mantos acuíferos con una enorme cantidad de lixiviados de pesticidas y herbicidas.
Una de las peores falacias de la ecología actual es la supuesta preocupación de países de primer mundo como Estados Unidos, ante eventos de interés global como es el cambio climático.
El cambio de tendencias hacia una supuesta sustentabilidad, se orientan cada día más hacia industrias como el biodiesel.
Esta industria, sin duda no tiene nada de ecológica, es una de las que más están impulsando día a día la deforestación y la sustitución de bosques nativos, bajo la consigna de una supuesta captura de carbono.
El planeta no funciona ecológicamente hablando, simplemente a través de la captura de carbono, las interacciones bióticas y abióticas que mantienen el equilibrio del planeta, son por mucho más complejas y delicadas que la simple captura de carbono. La captura de carbono ya es una industria pagada por aquellos países cuya huella ecológica está devastando al planeta, pero estas grandes potencias no piensan reducir esta huella, sino buscan medidas compensatorias (las cuales son desproporcionadas) al enorme daño que le generan al mundo.
La macroeconomía siempre tendrá un impacto masivo sobre el medio ambiente, sin embargo la escala a la cual se realizan las plantaciones forestales, está convirtiéndose en una incógnita acerca de cuanto más se pueden expandir, frente a una supuesta estrategia para combatir el cambio climático, que pretende aprobar el uso de plantaciones forestales como un medio de lucha contra este y a través de la desinformación pretende expandir sus horizontes hacia todos los bosques nativos. Actualmente países como Indonesia, han sido deforestados de manera masiva, para poner palma de aceite en su territorio. Esto no solamente constituye un agravio a la ecología, sino al patrimonio natural, histórico y cultural de este país y otros, auspiciados por las grandes industrias multinacionales cuya ambición parece jamás tener límites. Los escándalos que rodean las grandes plantaciones y sus industrias son históricamente los mismos que tienen muchas empresas multinacionales: asesinatos a indígenas, activistas, opositores, engaños, fraudes, despojos, cáos social y terrorismo a través de la delincuencia organizada como estrategia de impunidad criminal y desalojo forzado a habitantes que se opongan.
Si bien no todas las plantaciones del mundo tienen un origen y una gestión tan funesta como la descrita anteriormente, es de preocupación el rumbo que los acuerdos económicos globales parecen orientar respecto a las acciones (negocios) a tomar en combate al cambio climático. Una vez más este tema se ha enviciado por la ambición monetarista, y la escala de estos cultivos monstruosos parece dirigirse a una gran expansión. Para eso un haz bajo la manga ya esconden...Los árboles transgénicos...
Escrito por René Villanueva Maldonado
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