Un arborista aprendiendo de los árboles. Javier Álvarez (Quercus 74) Profesor de la ESCUELA DE ARBORICULTURA I´M A TREE
Por Javier Álvarez, arborista y responsable de la arboleda de la ciudad de Huelva a través de la empresa Ferrovial.
Un arborista es un especialista, un doctor, un amigo que trabaja para el cuidado de los árboles. Estos profesionales conocen y entienden las necesidades de los árboles y para ello necesitan de una experiencia basada en la observación e identificación de un lenguaje corporal que expresan los árboles a través de unos signos y sintomatologías en su morfología. Los arboristas estamos entrenados, equipados y formados para proporcionarles un buen cuidado. El cuidado adecuado de los árboles es una inversión.
Mi nombre Javier Álvarez, quizás más conocido en esta profesión con el Seudónimo de Quercus74, que viene de una larga historia.
Actualmente trabajo para Ferrovial y soy responsable de gestionar el arbolado urbano de la ciudad de Huelva. Entre mis cometidos está realizar y organizar planes de poda, diseño y elección de especies de nuevas calles arboladas, nuevas plantaciones, en definitiva, las labores de un arborista. Pero lo que acapara mi tiempo fuera y dentro del trabajo en esta profesión (incluso viajo, me formo a diario anteponiendo a veces el bienestar de los árboles a la propia economía) es la gestión del riesgo, saber interpretar, como he dicho, antes el lenguaje corporal de los árboles.
Poder trepar, subir, mirar los árboles desde las alturas y poder formar una simbiosis entre ellos y yo dan un punto de vista distinto de estos seres vivos; cuando estás en su copa observando y reconociendo su estructura a veces llegas a comunicarte con ellos, un diálogo que solo podemos entender aquellos que trabajamos para los árboles.
Los árboles expresan con síntomas externos, por ejemplo, una cavidad, una seta, una fisura, corteza nueva, una inclinación, unas pudriciones en su tronco, etc… lo que les pasa, y nosotros estamos para reconocer con otros síntomas si responden bien a esos daños que tienen en su estructura, debemos saber si tienen vitalidad y vigor para curarse de todas estas anomalías y defectos que conlleva vivir en la ciudad.
Luchar por conservar y cuidar de los árboles viejos es otro de mis retos; es increíble la información en el tiempo que pueden aportar, son libros de historia, en definitiva, todo lo que rodea al arbolado y su vida asociada en torno a él es fascinante.
A veces debo tomar decisiones que el ciudadano no llega a entender, también cabe decir que esta profesión conlleva una responsabilidad que hay que aceptar y convivir con ella, pero no quita de lo gratificante y fascinante de mi trabajo.
Desafortunadamente en nuestra ciudad aún falta un largo recorrido y una educación ambiental en torno al arbolado. Observo a diario, y aunque a veces soy optimista, que aún se sigue banalizando y desdeñando el arbolado en Huelva.
No debemos pensar que los árboles solo sirven para embellecer la ciudad, entonces caeremos en el error de una mala gestión, debemos mirarlo como un recurso disponible para la sociedad, debemos entenderlo como un ser vivo y, como tal, necesita su espacio para desarrollarse y captar todos los beneficios eco-sistémicos que nos ofrecen a coste cero.
El árbol es un ser vivo que cambia de forma y de volumen en el tiempo, y esto ha provocado que hoy en día en Huelva tengamos que gestionar una arboleda heredada por una mala planificación anterior. Actualmente se está corrigiendo con nuevas plantaciones y conocimiento de la especie respetando su desarrollo natural para que podamos convivir con los árboles sin necesidad de ser mutilados por la cercanía a edificios, que fue condicionante de que aún tengamos una arboleda mermada y con cierto riesgo en la ciudad.
Los árboles nos ofrecen una gran cantidad de beneficios, mejorando entre otras muchas cosas la calidad del aire, de todos es conocido el CO2 y los diferentes efectos que produce en la salud. Prestamos especial atención a personas que padecen asma. En Huelva hay un 15% de personas que padecen esta enfermedad, entre ellos un 10% son niños y un 5% adultos.
Mueren en España más de 30.000 personas al año, muertes prematuras, canceres de piel asociados a la mala calidad del aire y falta de arbolado. Por esto y por mucho más pido que miremos el arbolado como paladín y gran aliado de nuestra salud, otorgándoles su merecido reconocimiento y respeto.
“Un hombre no planta un árbol para sí mismo. Planta un árbol para la posteridad “
Alexander Smith
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