Muere Max, La Cigüeña que se convirtió en Heroína.-

El museo de historia natural de Friburgo entre exclamaciones de dolor  realizaba el anuncio y apuntaba acusador a la cercanía a apenas 100 metros de líneas de alta tensión con las que el animal pudo tropezarse al ir o volver al Parque Este de Madrid.

Nacida en mayo de 1999 en Avenches, el 5 de julio del mismo año le colocaron un localizador Argos solar. Ningún animal del mundo ha sido seguido tanto tiempo con uno de estos ingenios, entre otras cosas porque la tecnología de esa época aún era muy pesada. Solo pájaros grandes y fuertes como Max, por encima de los tres kilos, podías remontar el vuelo con el Argos a la espalda. Esas limitaciones hoy han sido superadas y, como cuenta Molina, los transmisores son tan pequeños que incluso los admiten los vencejos. 

Pero Max fue una pionera. En sus épocas de migración la cigüeña llegó a recorrer 500 kilómetros en una sola jornada. En total, se ha desplazado más de 60.000, recopilando información fundamental para entender las rutas de migración. Por ejemplo, Max ha permitido conocer la fecha exacta del comienzo de los viajes, cuánto duraban estos y a qué velocidad se producían, cómo cambiaban o dejaban de cambiar de ruta los pájaros cada año.

Partiendo de Suiza, sus ocho primeros inviernos los pasó en Marruecos. A partir de ese momento se produjo un cambio en sus costumbres y convirtió España en su principal residencia invernal. Preferentemente Doñana y los alrededores de Madrid. Este hecho explica que esa información ha servido para ratificar lo observado por los profesionales: que poco a poco las aves estaban cambiando el sur del Sáhara por enclaves más cercanos en Europa. 

Una de las hipótesis para explicar este comportamiento es la subida de temperaturas que se relaciona con el calentamiento climático, pero los científicos admiten que la cabeza de las aves es volátil, incluso la de Max, y que aún faltan evidencias para confirmar esta suposición. Lo que sí está claro es que la cigüeña era una fija en los alrededores de Rivas Vaciamadrid y el vertedero. El clima le gustaba, disfrutaba de la compañía de varios miles de compañeras de especie y no le faltaba la comida entre lo que aportaban los alrededores de los ríos Manzanaresy Jarama y, sobre todo, el vertedero. Otra de las hipótesis de los investigadores es que la misma basura que daba de comer a Max es la que la haya matado: un dato que invita a la reflexión.

Fuentes: El País, Madriddiario.es

Comentarios

  1. La importancia de las aves marcadas tanto con anillas como con transmisores es muy grande ya que gracias a ellas sabemos un poco mas sobre ellas y Max a sido una de ellas solo queda por decir Gracias aunque una lastima que muriera electrocutada...

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  2. Gracias por tu comentario, sí las lineas de alta tensión son un grave problema para nuestras aves.

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